domingo, 24 de mayo de 2009

LA POSIBILIDAD DE UNA SOCIEDAD DESESCOLARIZADA FRENTE A LAS POLÍTICAS DE CONSUMO ACTUAL

Pese a que Illich, el autor emblemático de la desescolarización, no tiene publicaciones específicas de economía, su crítica al discurso económico dominante recorre, a nuestro parecer, implícitamente toda su obra. Ello es así porque la amplitud de sus enfoques socava muchas veces, sin decirlo, las bases de la economía capitalista y el fenómeno del consumismo. Esto ocurre, por ejemplo, cuando señala la ineficiencia del automóvil como medio de transporte, al advertir que si se divide el tiempo que el americano medio le dedicaba, como conductor o trabajando para poder pagarlo y utilizarlo, no conseguía ir a más velocidad que la de una persona andando, desinflando así la funcionalidad como medio de transporte generalizado de este artefacto tan emblemático del progreso4. Observaciones de este tipo desarticulan la presunta racionalidad del consumo y la consiguiente mejora de la calidad de vida sobre la que reposa la idea usual de sistema económico, con su mencionado espiral de la producción y del consumo.

La crítica a la escuela como institución y su función en la sociedad aun está vigente, no pasa por ser un fenómeno de la efervescencia de los años setenta. Noam Chomsky2 es uno de los intelectuales actuales que sigue reafirmando una críti a hacia la escuela, pero como una estructura que debe ser cambiada desde sus bases. No la anula como espacio para potenciar la educación pero fundamenta su transformación, ya que la escuela históricamente tiene un papel institucional como medio para el control y la coerción. El espacio debiese trasformarse en un foco de desarrollo democrático, y no en un reproductor de la estructura de clases, potenciando la libertad de opinión en busca de verdades y soluciones a los problemas que son realmente importantes.

La escuela no es un espacio democrático, y por esto en ella se habla tanto de la democracia. Mientras mas antidemocrática sea, mayor es su necesidad de enseñar sobre la democracia, impide la difusión de las verdades esenciales. Para Chomsky, el deber intelectual del docente debiera ser intentar decir la verdad, o desenmascararla. Para ello es esencial que los alumnos no sean mirados como auditorio sino como integrantes de la comunidad, con potencial de participación constructiva. Su idea de aprendizaje verdadero, es aquel que ayuda a descrubrir la verdad, y no es la imposición de una verdad oficial. Además, sólo se produce cuando los estudiantes pueden descubrir por sí mismos la naturaleza de la democracia y su funcionamiento
Para este autor la estructura de clases es transversal a la escolarización. Retomando los conceptos de Walter Lippman, habla de una sociedad actual conformada por dos tipos de clases: los "especialitas", encargados de analizar, ejecutar y tomar las decisiones, estableciendo cual debe ser el interés común; el resto de la sociedad pertenece al "rebaño desconcertado", quienes cumplen el papel de espectadores, y cuando intenta participar en la acción democrática, los especializados llaman al momento "crisis de la democracia". La educación debiese proporcionar herramientas críticas a sus estudiantes, y tener como objetivo forma una sociedad más democrática, en lugar de adoctrinar a los jóvenes con mitos sobre la democracia. La escuela debería ser el lugar para comprometerlos en la práctica de la democracia.3

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